ChatGPT y la necesidad de una reestructuración educativa

La aparición de ChatGPT plantea una oportunidad única para evaluar y redefinir la dinámica de la educación.

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Cada ciertos años, surge en nuestros sistemas educativos la necesidad de reestructuras y reinvención de los planes de enseñanza y, por ende, de las formas de evaluación. Generalmente, impulsan esta transformación malos resultados en el aprendizaje; ejemplos de este tipo de reformas incluyen la ley No Child Left Behind (NCLB) en Estados Unidos, a inicios de la década del 2000, o la ley “Blanquer”, que el Gobierno francés propuso en 2018.  

El factor común entre estas iniciativas es su foco: la evaluación sistemática de los profesores y sus capacidades de enseñanza, así como los métodos de evaluación estandarizados con mayores exigencias y altas expectativas.  

Si algo nos han enseñado las experiencias previas es que lo que tiene que cambiar es el foco. En esta ocasión, no son los resultados insatisfactorios, sino que es ChatGPT, un avance tecnológico que vuelve casi obsoleto los métodos de evaluación y enseñanza convencionales, el que define la necesidad de una nueva reforma educativa y de repensar el vínculo entre alumnos y docentes. 

La nueva calculadora 

Existe un ejemplo que nos puede ayudar a entender mejor la situación en la que nos encontramos: la introducción de la calculadora en espacios educativos. Al inicio, se la vio como una gran amenaza para el aprendizaje, dado que volvía triviales muchos de los problemas matemáticos. Se llegó a pensar que su uso podía reducir la capacidad de los estudiantes para resolver problemas matemáticos de manera independiente y disminuir su comprensión conceptual de las matemáticas. 

De igual forma ven ChatGPT las instituciones educativas. ¿De qué se trata? Es un chatbot en línea que, a partir de una petición o pregunta sobre cualquier tema, entrega las respuestas o soluciones que la persona desee. Esto supone un ataque a la manera en que se conceptualiza la enseñanza en la mayoría de los ámbitos educativos. 

¿Cómo están actuando los centros educativos ante ChatGPT? 

Ya existen casos de alumnos que han usado ChatGPT para hacer tareas domiciliarias, como ocurrió en Países Bajos con estudiantes de secundaria, pero su potencial es mucho más grande que eso, ya que puede escribir reportes, resolver cuestionarios y pruebas. Incluso es capaz de redactar documentaciones científicas o informes de investigación, como comprobó una investigadora en Suecia cuando, como experimento, logró que ChatGPT le redactara un artículo científico completo con referencias y citas, prácticamente listo para publicar.  

Las casi infinitas capacidades del chat bot para resolver problemas y redactar textos ha generado pánico entre las instituciones educativas, a tal punto que varias de ellas están tomando acciones drásticas. Este camino tomó el distrito de escuelas más grande de Estados Unidos (New York City Schools), que decidió bloquear el acceso a ChatGPT en todos sus dispositivos y redes, así como prohibir su uso en los espacios educativos.  

En esta línea, el distrito de escuelas públicas de Seattle también ha anunciado un bloqueo temporal del sitio. Incluso StackOverflow, el sitio web de preguntas y respuestas para programadores, ha prohibido responder en foros utilizando respuestas generadas por ChatGPT

Pero ¿qué tanto prometen estas medidas de prohibición?  Al final del día, por más que las instituciones decidan bloquearlo en sus computadoras y redes, cualquiera puede acceder desde su celular con datos móviles. Podemos considerar que estas medidas son intentos de tapar el sol con un dedo. 

¿Qué depara el futuro? 

A pesar del pánico y las reacciones negativas que ha producido esta nueva tecnología, debemos reconocer que no es más que una fase. No hay que ir demasiado atrás en el tiempo para ver la conmoción que generó en el sistema educativo la aparición de sitios como Wikipedia y el traductor de Google. Si bien al inicio hubo cierto resentimiento hacia su uso, luego de un tiempo el sistema educativo los incorporó como herramientas y hoy nos resultan de lo más natural.  

ChatGPT no representa ninguna amenaza para el aprendizaje, siempre y cuando el sistema educativo tenga la flexibilidad para adaptarse y adoptarlo para potenciarse, y este cambio de paradigma debe empezar por el rol del educador en la clase. 

El rol de un maestro o profesor ya no puede seguir siendo el de fuente incuestionable de conocimiento al que los alumnos acuden. El nuevo desafío que se plantea es que los docentes se transformen en guías que acompañan a los estudiantes en su camino de búsqueda de información y entendimiento de distintas disciplinas. 

Al igual que los sitios mencionados, el uso de esta tecnología se generalizará en un futuro próximo, incluso integrado en otras herramientas cotidianas como los navegadores, motores de búsqueda y asistentes virtuales. Por esta razón, es primordial que los estudiantes aprendan a usar ChatGPT y, sobre todo, a ejercitarse en el análisis crítico de las respuestas que reciban. El chatbot no es infalible; sigue en desarrollo y mejora continua, con un acierto estimado de un 67% de las respuestas a preguntas de trivia o problemas lógicos. 

Sin embargo, este avance también trae buenas noticias para los educadores, dado que puede asistirlos en tareas mecánicas vinculadas a la planificación de clases o desarrollo de evaluaciones. Se puede, por ejemplo, generar con ChatGPT cuestionarios a partir de un texto de referencia, lo que acelera la creación de las pruebas, o pedirle que devuelva un punteo resumido de conceptos clave en un texto para presentarlos a los alumnos a modo de introducción. También se puede usar para definir tareas con diferentes formatos personalizadas para cada alumno. 

En su estado actual, ChatGPT volverá obsoletas ciertas propuestas de resolución de problemas, como las pruebas múltiple opción o ejercicios prácticos. Por tanto, ha llegado el momento de buscar alternativas más creativas, como presentaciones en persona o debates entre pares. 

Otra opción podría ser que los alumnos traten de evaluar la veracidad y acierto de las respuestas que arroja ChatGPT, lo que les alentaría a practicar el pensamiento crítico, o generar un párrafo o afirmación como puntapié inicial sobre el que los estudiantes expandan en la clase. Además de ejercitar su capacidad de análisis, estas prácticas ayudarían a mejorar el chatbot con feedback real.  

La forma de salir de nuestra zona de confort 

En resumen, como ya ha pasado anteriormente, nos encontramos en un período de introducción a esta tecnología, en el que aún resulta desconocido su alcance y potencial. Siempre que aparecen cosas nuevas y desconocidas, como mecanismo de defensa las reacciones iniciales suelen ser negativas y en, algunos casos, exageradas. 

El impacto de encontrarnos con algo que nos saca de nuestra zona de confort ya pasará, y esta nueva tecnología será integrada junto con el resto de las herramientas web que usamos día a día para aprender, trabajar y lograr nuestros objetivos. 

Hoy más que nunca resuenan las palabras de Albert Einstein: ¿Por qué esta magnífica tecnología científica, que ahorra trabajo y nos hace la vida más fácil, nos aporta tan poca felicidad? La respuesta es esta, simplemente: porque aún no hemos aprendido a usarla con tino. 


Por Martin Piriz, Research & Development Assistant Quantik Labs

Martin es estudiante avanzado de Ingeniería en Sistemas de Comunicación, con un perfil enfocado al procesamiento de señales y aprendizaje automático.
Desde 2022 forma parte de QuantikLabs asistiendo en la investigación y desarrollo de proyectos y productos.


Acerca de Quantik Lab

Quantik Lab es el área del grupo Quantik dedicada a la investigación y desarrollo (I+D). Su objetivo es fomentar y madurar la creación de nuevos productos y tecnologías, que luego pueden ser escalados. Las ideas para explorar nuevas temáticas provienen tanto de clientes como de colaboradores.

Hoy en día, lleva adelante investigaciones sobre sobre metaverso, internet de las cosas, movilidad eléctrica, experiencia de cliente y ciudades inteligentes.

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